En el Día del Orgullo LGBTI+, nuestro Director técnico en destilados Giuseppe Baldi ha querido entrevistar a tres bartenders que viven su sexualidad abiertamente, para que nos hablen de cómo les ha afectado en su trabajo y qué opinan sobre la homosexualidad en el sector.
Los entrevistados son Adal Márquez (headbartender Boadas Cocktails), Raiza Carrera (bartender en Overall Ibiza) y Simone Ruta (bartender en Bulgari Hotel Dubai, además de Marina Port Vell, Paradiso y El Palace).
Adal Márquez Raiza Carrera Simone Ruta
- ¿Por qué decidiste ser bartender?
Simone: Empecé con la cocina, pero la coctelería me dio un feeling genial con el cliente, directo en la barra, cara a cara, disfrutando de la vibra y creando relaciones únicas. El contacto visual es a la misma altura, algo que se puede entender solamente viviéndolo… El camarero vive algo similar, pero en la barra la adrenalina es diferente por el hecho de poder crear y “realizar” en líquido las palabras de tu cliente.
Raiza: Estudiaba hostelería y, cuando descubrí el taller de coctelería, dejé la carrera para estudiar solo bar. Mis padres no querían, les costó entenderlo. Empecé con 15 años en un club gay en Lima, era algo que me divertía, aunque era un ambiente difícil de alguna manera, ya que aún no vivía de forma clara mi sexualidad.
Adal: Fue culpa de mi madre. Yo quería estudiar fotografía y gráfica pero no, la mamá dijo “ve por hostelería como la familia” (chef mi padre y guía turística mi mamá). Tuve la suerte de estudiar en el Hotel Botánico de Tenerife, una experiencia única profesional y de vida.
- ¿Fue difícil declararte?
Simone: Sí, pero no. Os explico. Oficialmente no he sentido que pudiera ser un problema para seguir desarrollando mi carrera, pero sí que el bartender talvez se entiende como un “latín lover“, alguien muy macho que conquista mujeres. En el mundo homosexual somos más de la idea de ir a nuestros locales.
Raiza: Primero fue complicado “aclararlo” conmigo misma y luego las complicaciones vinieron por un tema cultural. En mi país (Perú) son bastante cerrados, desde mi punto de vista. Una vez me mudé a Buenos Aires, como todos aquellos que viajamos, descubrí la libertad en varios sentidos y sobretodo en el pensamiento y la acción.
Adal: Tardé un poco, soy de “otros tiempos” y de una tierra (Canarias) que, quizás aun hoy día, no lo acepta del todo. Empecé a viajar con 26 años y me recorrí medio mundo pero aun así me lo tenía para mi. Tenia miedo que pudiera ser una mala sorpresa para mi familia y amigos más cercanos. Encontré mi momento cuando me ficharon en Boadas, ahí sentí como que era el momento y encontré el hombro de mi segundo padre, dueño de Boadas 1933 cocktail, Jerónimo Vaquero, un hombre mayor pero un verdadero gentleman que me dijo: “Si me trabajas bien los cocktails, tienes la libertad de ser la persona que quieras ¡y sobretodo tú mismo!”.
- ¿Hay respeto por parte de tus compañeros?
Simone: La verdad que no pasó nada o mejor, todos me entienden como algo muy natural. En nuestro gremio todos hemos viajado y no vemos la diferencia como un problema si no que algo a sumar, sea sexo, religión, color o partido político.
Raiza: Creo que hay de todo en este mundo y es lo normal que te pasen cosas positivas y negativas. Pero si he aprendido algo viajando, fue lo de aceptar las diferencias, sea de sexo, color o religión. Encontré un gran amigo y eso también es lo bueno de ser tú misma.
Adal: ¿Algún choque? Nada, al revés. Mis amigos lo normalizaron y lo viví de la forma más serena posible. Ya es el argumento para reírnos y hacer cachondeo uno con el otro. Por suerte, nuestro gremio es una familia, así que ¡todo vale!
- ¿Ves diferencias en los consumidores?
Simone: La verdad es que no. Pero si toman cocktails es por tener influencias de otros países como Estados Unidos, Alemania o Reino Unido, tomando Bloody Mary, Espresso Martini o Fruit Martinis.
Raiza: Sí, veo diferentes preferencias gastronómicas ya sean culturales o personales. Veo consumidores que muchas veces tienen que ser guiados para encontrar lo que les gusta y otros que ya lo tienen muy claro. También creo que depende del tiempo (clima), estado de ánimo y momento. Pero no veo ninguna diferencia en cuanto a género. Siempre hay una idea de perfiles de clientes en base a su sexo, pero es un ideal antiguo y quizás nunca real. El paladar de cada persona es diferente y sin influencias (que muchas veces las perdemos cuando viajamos), cada uno bebe lo que más le gusta o que le representa de alguna manera.
Adal: Tuve la suerte de trabajar en diferentes locales, de diferentes tipologías y perfiles de clientes. Si pudiera resumirlo en pocas palabras, en el mundo gay quizás asocia el cocktail al show, fiesta y no tanto a la finura y profesionalidad de la mixtura.
- Cocktail representativo
Simone: Daiquiri, me encanta la sorpresa en la cara de mis amigos cuando se lo preparo en casa. Es algo sorprendente para quien no está acostumbrado a beber cocktails pero que sí conoce el ron.
Raiza: Recuerdo un cliente especial, un amigo de la casa que a menudo venía a la barra de un cocktail bar en Buenos Aires. Estaba enamorado del Dry Martini, leía y disfrutaba de nuestra compañía en barra, de ahí le dimos el nombre de “Heminguey”, el famoso escritor. Un día me retó a crear un cocktail con su ingrediente fetiche, Punt & Mes Carpano y creé un cocktail inspirado en él que se transformó en su 2´drink de siempre: Ron Añejo, Pun&Mes, Cynar y Bitter de pomelo rosa. Refrescado y servido en coupette. Y lo llamó BABY DIE. ¡Un exitazo!
Adal: Cosmopolitan, ¡sin duda! Es el primer cocktail que al verlo pienso: “Ése sí que es sexy”. Es un poco como el hombre gay, siempre elegante, peinado, cuidado, guapo… bueno, lo intenta, no digo que lo consiga ajajajajaja
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