La llegada
Lunes por la mañana llegamos a la finca de Celler Pardas, de la Denominación de Penedès, en el municipio de Torrelavit. Nada más bajar del coche encontramos a Jordi, uno de los dos fundadores de la bodega, comentamos brevemente la gravedad de la situación, la mala vendimia, el COVID, la poca producción… Al poco, conocemos a Ramón, el segundo fundador. Empezamos con un paseo por los viñedos de Malvasía de Sitges, muy cerca de la bodega. Ramón nos cuenta que esta variedad (que no es la misma que la malvasía riojana) es un tipo de uva que estuvo a punto de desaparecer debido a la masificación del cava y a la dificultad de trabajarla en el viñedo. A nivel de cata, Ramón la presenta de una manera muy sencilla: la malvasía es una uva que es la antítesis del xarel·lo. La xarel·lo es mineralidad, austeridad y boca; la malvasía es perfume, seducción y nervio.

Rodeados por las viñas, Ramón nos ofrece una copa de Blau Cru, monovarietal de malvasía con una crianza de 9 meses en depósito con battonage. Destaca por su acidez vibrante que limpia el paladar, haciéndolo perfecto para acompañar cualquier tipo de comida.
El paisaje
Desde esta maravillosa localización, comprendemos el paisaje que nos rodea. La finca está situada cerca del río Riudebitlles, lo que la divide en tres zonas bien diferenciadas, según nos explica su dueño:
-La primera, donde el río ha dejado todas las piedras. Terrazas argilocalcáreas muy profundas y con mucha graba. Aquí se cultiva el Cabernet Franc, que siempre prefiere humedad y clima fresco.
-La segunda, sin piedras, donde el río ha dejado los sedimentos, el fango. Donde crece la Malvasía, que necesita terreno fértil.
-La tercera es de terreno más nuevo y muy poco profundo. Es la zona calcárea, lo que provoca que las raíces de la vid se inserten en la roca. Ahí es donde nacen todos los xarel·los de Pardas. “¿De ahí es de donde proviene su mineralidad?” pregunta Matteo (responsable de nuestra tienda Magatzem Escolà) casi afirmándolo, “Sí” confirma Ramón.

Sus orígenes y filosofía
La aventura empezó en el año 1996. Lo primero que hicieron fue un estudio de los tipos de suelo y se tomaron un tiempo para estudiar qué variedades plantar. Después de decidir y plantar las cepas, tuvieron que esperar 8 años para tener la uva de la calidad óptima que buscaban para sus vinos. “No fueron años perdidos, fueron años ganados”, fue un tiempo que pudieron dedicar a la reflexión, a saber qué tipo de vino querían hacer, tener clara la filosofía y ser coherentes.
La filosofía de Pardas es la mínima intervención. Cultivan en ecológico, donde la poca intervención que se permite realizar es preventiva, sin usar productos de síntesis ni herbicidas. Fueron los primeros en dejar sus viñedos sin labrar, inspirados por el ecosistema de los bosques que se mantienen solos. Ahora se le llama “permacultura”.
Volvemos a la bodega, donde descubrimos más detalles sobre los procesos de elaboración.
Todos los tintos de Pardas fermentan en depósitos de cemento. Por esta razón, se mantuvo la estructura original de la bodega construida en el siglo XIX, manteniendo los antiguos lagares. La temperatura constante y homogenia que permite el depósito de hormigón, provoca una maceración perfecta. Nos enseña la derrapadora y la estrujadora, maquinaria indispensable para separar el raspón y estrujar la uva (dependiendo del vino), aunque en general es una bodega poco tecnológica, basada en el trabajo y percepción humana. Reivindican la figura del bodeguero.
Se usan levaduras autóctonas, no se clarifica y se añade el mínimo sulfuroso.

Los vinos
Se acerca la hora de comer y nos sentamos a la mesa para catar los extraordinarios vinos. Empezamos con Pardas Rupestris 2019, notamos las flores de la Malvasía de Sitges (procedente las viñas donde hemos empezado la mañana) y la finura de la Xarel·lo. Seguimos con Pur Xarel·lo, con más textura, más cuerpo, que llena la boca, muy buena persistencia. Empezamos la gama de tintos con Pardas Sus Scrofa, monovarietal de Sumoll muy fresco y ligero, perfecto para “copear”, Ramón nos lo describe como un estilo “beaujolais”. El segundo tinto que probamos es Collita Roja, buena acidez (firma de la casa) pero más profundo y envolvente, cereza madura, acompotada y con licor. El último tinto es Negre Franc, un cabernet un poco alejado del perfil clásico del Penedès, que suele estar muy marcado por los aromas a pimiento verde, y acercándose más a los aromas de pimiento escalibado, con frescura y fácil de beber. Acabamos con el rosado 100% Sumoll, seco, gastronómico, al estilo de Pardas, fruta roja fresca.
Nos sirven una deliciosa comida casera, típica catalana: butifarra, cordero, alubias, ensalada… Todo amenizado con música de vinilo seleccionada especialmente por Ramón.
En resumen, una jornada inolvidable que nos ha servido tanto para comprender mejor los vinos de Celler Pardas, como su entorno y las grandes personas que lo hacen realidad. A todo el equipo de Pardas: agradecemos enormemente vuestra hospitalidad, esperamos volver pronto.
Equipo de Magatzem Escolà Javier y Matteo Ramón con Anna y Xavi
Productos
Si tienes interés en los vinos de Celler pardas puedos comprarlos en nuestra tienda online, te los enviaremos a casa para que puedas experimentar el “alma de Pardas”.
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Pardas Sus Scrofa€11,89
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Pardas Rosat De Sumoll€11,68
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Pardas Rupestris€10,19
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Pardas Pur Xarel·lo€23,06
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Pardas Negre Franc€15,45
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Pardas Collita Roja€26,03
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Pardas Aspriu€38,37
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