El viernes pasado, visitamos una de las bodegas incorporadas más recientemente a nuestro catálogo: Celler Josep Vicens, en la Denominación de Origen Terra Alta (al sur de Cataluña).
La bodega y la familia
Situada en el centro de Gandesa, entramos por la tienda, un espacio de exposición, venta y cata de los productos que elabora la familia. Enseguida conocemos a la familia: Josep Vicens, Tere Pellisa y sus dos hijos Josep y Pau, la quinta generación.

Los padres viven encima de la bodega, el espacio es modesto pero muy familiar y acogedor. Según nos explica Josep, el hijo mayor, el propietario de la casa era un notario hasta que fue comprada por sus bisabuelos Josep y Carme, que heredaron la tradición vitícola de los padres de él, Josep Vallespí y Paula Vilafranca.
Elaboración de los vinos
Pese a que Josep nos enseña unos “trulls” de 20.000 litros subterráneos (un tipo de lagares, también llamados “cups”) para la fermentación de vino. Prefieren trabajar con depósitos más pequeños, para una fermentación más controlada, ya sea en depósitos de acero inoxidable como en huevos de Flextank. De este modo, pueden realizar microvinificaciones por variedades de uva o incluso por parcelas o tipos de suelo.
Los huevos de Flextank son depósitos ovoides fabricados con un tipo de plástico polímero poroso que permite la micro-oxigenación del vino, igual que una barrica de roble pero sin aportar las notas tostadas y conservando todos los aromas de la fruta.
La viña
La familia cuenta con 38 hectáreas de viñedo, de las cuales gran parte son viñas viejas (la media de edad es de unos 55 años y algunas tienen hasta 80 años) que tienen poco rendimiento pero producen frutos de gran calidad. Los suelos son argilo-calcáreos, un equilibrio perfecto entre mineral y materia orgánica.

Como buenos viticultores, saben que el trabajo que se realiza en la viña es muy importante, es donde empieza todo: “si no se trabaja bien, una vez en bodega es muy difícil arreglar las cosas; es como un filete, si es bueno no hace falta enmascararlo con ninguna salsa”. Además, realizan una buena prevención de enfermedades de la uva de una manera ecológica, lo que procura la máxima calidad sin productos químicos rectificativos.
Pau y Josep Vicens Viñedos viejos
La comida y la cata
Llega la hora de comer y los aromas de la barbacoa nos invaden. La familia nos invita a probar una comida típica de la zona: “clotxa”. Era el almuerzo que preparaban antiguamente los payeses cuando iban a trabajar al campo mezclando los ingredientes que tenían a mano. Consiste en medio pan de payés rellenado con tomate, ajo, butifarra, butifarra negra y arenque, con un buen chorro de aceite, y tapado con la miga del propio pan. Muy apetitoso y sabroso.
Mientras lo preparamos y empezamos a comer, catamos los vinos de la gama Mon Iaio y Ma Iaia, que rinden homenaje a los abuelos de Josep y Pau:
Empezamos con el vino “Ma Iaia Cinta Origen”, elaborado con uvas de Garnatxa Blanca procedentes de viñas de unos 70-75 años de edad con 6 meses de battonage. Muy salino, con notas afrutadas y anisadas.
Seguimos con otro monovarietal de Garnatxa Blanca, “Divuit Graus”, según nos explica Pau, el hijo menor, es un homenaje a los vinos que elaboraba su “padrí”. Fermenta en barricas de vapor, un tipo de barricas en vez de estar tostadas a fuego, se confeccionan con vapor y, por tanto, no aporta aromas tan potentes. Es un vino que envejecerá muy bien en botella.
Acabamos la selección de blancos son “Ma Iaia Cinta Homenatge”, el primer vino 100% Macabeo elaborado en la Terra Alta. Fermenta en barrica de vapor para luego criarse durante 6 meses con battonage y reposar un tiempo en botella. Muy sutil y complejo al mismo tiempo. Frutas blancas y balsámicos.
El siguiente vino es “Mon Iaio Origen”, certificado ecológico desde el 2019, es el único que no es monovarietal. Se trata de un assemblage de Garnatxa y Carinyena, como ésta última es más astringente, se realiza una crianza en bota.
Por último, finalizamos la cata con “Mon Iaio Homenatge”, 100% Carinyena con una crianza de 15 meses en barrica. Goloso, elegante, chocolate y canela, profundo y persistente.

Estuvimos muy agusto disfrutando de la gran hospitalidad de la familia Vicens, que nos abrió las puertas de su casa para poder gozar de sus productos y sus conocimientos. ¡Muchísimas gracias y esperamos volver a veros pronto!
0 comentarios